Navaja suiza

lunes, 23 de abril de 2012

Las estatuas de Isla de Pascua tienen cuerpo





Las estatuas de Pascua tienen cuerpo! estas estatuas visibles ocultan muchos secretos, más de la mitad de su tamaño está enterrado bajo tierra y revela la existencia de un cuerpo y manos. Un grupo privado de investigación ha descubierto recientemente una estatua que tiene muchos escritos en el cuerpo, sobre los cuales se está trabajando en su traducción.
Locean situada en el Pacífico, es una isla volcánica descubierta por el navegante holandés Jakob Roggeveen el Domingo de Pascua de 1722, y posteriormente se convirtió en posesión de Chile en 1888. Si bien muchos misterios rodean la isla de Pascua, el descubrimiento de estos escritos colocados bajo tierra puede revivir muchos debates.

La hipótesis más probable es que una ola gigante barrió la ex isla y su antigua civilización, que se perdió en las brumas del tiempo. Las estatuas no fueron enterradas, pero el paso del tiempo, el escombro y el polvo borraron a esta civilización, de la cual no se sabe nada. Se cree pudo estár el mito de la Atlántida y del continente cuyas leyendas resurgieron con este descubrimiento excepcional.















Una isla misteriosa

Perdida en el silencio profundo del Océano Pacífico, reposa la isla de Rapa Nui, conocida también como la Isla de Pascua, de 117 m2, a casi 2.000 km. de la Polinesia y a más de 3.700 km de Chile, su país soberano. Sólo la curiosidad nos puede llevar a este sitio perdido, una isla volcánica, sin árboles, sin otro interés turístico evidente más que los famosos Moais, las esculturas en piedra que dominan su paisaje, tristes, impávidos al paso del tiempo, y misteriosos. Continuamente, desde que Jacob Roggeveen en 1722 la descubriera a los europeos, a sus tierras se acercan antropólogos con el firme propósito de encontrar el por qué de su origen… y sin embargo, sobre cualquier teoría persisten los mitos, las leyendas de la isla, una fuerte superstición.

Los Moais

Estos moais forman parte del Parque Nacional de Rapa Nui, desde 1935. Sus impresionantes siluetas se pueden encontrar, en peor o mejor estado, por toda la isla, se pueden contar casi de 1.000 esculturas, talladas en toba volcánica traídas de las canteras del volcán Rano Raraku. El que se encuentra en mejores condiciones es el Ahu Tahal, que se encuentra en la capital de la isla, Hanga Roa. El Ahu Te Pito Kura posee unas piedras redondas sobre la cabeza hechas en escoria roja de las canteras de Puna Pau. Como ocurre con toda la historia de estos monumentos tampoco se sabe a ciencia cierta el por qué unos llevan este “tocado” y otros no, aunque lo más aceptado es que representan un moño o un sombrero que tenían los indígenas cuando llegaron los europeos.

Y si Roggeveen fue su descubridor oficial, las teorías más conocidas son las que Thor Heyerdahl hizo a partir de su expedición a la isla en 1955. Su hipótesis se basa en el origen andino de sus primeros colonizadores, contra las teorías más generalizadas de que su origen es polinesio. No obstante, en torno a las gigantescas esculturas siguen habiendo numerosos misterios, pues nadie ha podido determinar cómo se extinguieron aquellos indígenas, o como fueron capaces de transportar y construir semejantes estatuas que pueden llegar hasta los 10 metros de altura, los 7,5 metros de diámetro y casi 20 toneladas de peso y con una antigüedad que podría remontarse a los siglos IV o V d.C.



Y si de recorrer la isla se trata, no sólo hay que dejar de visitar la capital, Hanga Roa o el volcán Ranu Raraku, sino también Orongo, donde se encuentra un importante centro ceremonial, Ana Katenga, una serie de cavernas que se abren a los acantilados de la isla, y, sobre todo, Anakena, la playa más grande de la isla con cocoteros y aguas de color azul-verdoso, y donde se obtiene una de las más famosas fotos que se puedan obtener de la isla de Rapa Nui: el Ahu Nau Nau, un conjunto de siete moais juntos a lo largo de la costa, mirando al mar.

Rapa Nui y sus Moais han sido candidatos a las Siete Maravillas del Mundo seleccionadas en 2007, aunque no llegaron a contarse entre estos selectos destinos, de seguro no le faltan encantos.