Navaja suiza

miércoles, 9 de mayo de 2012

Origen de los apellidos españoles


Los apellidos europeos aparecen en los distintos reinos y lugares de Europa entre los siglos XI y XII. Desde entonces y hasta adoptar su forma actual, han experimentado transformaciones, y si bien es cierto que los apellidos surgidos en distintos lugares del continente -refiriéndonos siempre a Europa- han evolucionado en forma parecida, el caso de los apellidos españoles presenta singularidades.

El sistema de apellidos español

Las diferencias entre los distintos sistemas usados en Europa para transmitir el apellido familiar a los descendientes y para la adopción de otro apellido en caso de matrimonio u otras ocasiones, persiste en la actualidad.

Quienes son de origen hispano y mantienen la costumbre española del doble apellido, conocen bien la confusión que esto genera en otros países, en donde se desconoce, por ejemplo, que no existen en nuestro sistema el “apellido de soltera” para las mujeres casadas, ni el “middle name” de origen germánico.

En el sistema español del uso de apellidos, que aparece en la temprana Edad Media, la costumbre era conservar en cualquier circunstancia los apellidos de la propia familia. Esta costumbre incluía a hombres y mujeres por igual, y las mujeres - a diferencia de lo que sucedía en otros sistemas-, no perdían el apellido de sus propias familias aunque se casaran, para adoptar el del marido.

Había, sin embargo excepciones a esta regla entre quienes pertenecían a las clases altas. Por ejemplo, si Isabel Gutiérrez Alonso se casaba con Roberto González Bustamante, podemos encontrarnos con que al nombre de la esposa, luego del matrimonio, se le agregaba el “de,” más el apellido del marido. En este caso, Isabel Gutiérrez Alonso de González.

En caso de que el marido falleciera, se usaba la fórmula, Isabel Gutiérrez Alonso, viuda de González.

Ambas fórmulas se usaban con un propósito social, pero es importante señalar dos aspectos:

- el primero es que, legalmente no tenían ninguna validez, es decir, no se usaban en trámites o registros de carácter oficial,
- y el segundo es que la mujer, en este sistema, conservaba siempre los apellidos de su familia de origen.

Los nombres de pila

Los españoles y sus descendientes llaman nombres de pila (haciendo referencia al bautismo en la pila bautismal católica), a los nombres que usamos antes del apellido, costumbre adoptada en todo el Occidente.

Podemos tener un solo nombre, dos o tres. De todos modos, legalmente se ha restringido a un cierto número la cantidad de nombres que puede usar una persona.

Entre los miembros de la realeza y la aristocracia, es habitual el uso de muchos nombres de pila, generalmente en honor a los antepasados. El uso de los numerales, por su parte, es una costumbre que se aplica únicamente a los reyes.

En la actualidad es muy común que una persona tenga un único nombre, que muchas veces no es el de alguno de sus antepasados.

El doble apellido, una particularidad española

Todos los descendientes de españoles tienen dos apellidos, el primer apellido del padre, más el primer apellido de la madre. Esto se aplica por igual a hombres y mujeres.

Entre los apellidos españoles hay algunos muy comunes, como Pérez, Sánchez, Fernández, Gòmez, por nombrar sólo algunos. Y es frecuente que dos esposos tengan un mismo apellido en común, a pesar de que pertenezcan a diferentes familias.

A la vez, el sistema español facilita el rastreo de los lazos genealógicos, que es mucho más sencillo de realizar debido a que las mujeres no pierden el apellido de sus familias de origen.

Apellidos compuestos

Los apellidos españoles pueden ser dobles o compuestos. Por ejemplo: Pérez Abellán, un siglo atrás este hubiera sido considerado como dos apellidos diferentes, pero el tiempo los ha convertido en uno solo, compuesto.

Las razones que explican la aparición de los apellidos compuestos van desde que alguno de los apellidos familiares de los padres es poco común y entonces se lo elige en lugar del que tradicionalmente correspondería, hasta el caso de personas que tienen una actividad social relevante -políticos, artistas, deportistas, etc.- y cuyos descendientes, por cuestiones de prestigio social o con el fin de honrar la memoria de su antepasado, perpetuarán el uso del apellido compuesto. Esto último es bastante frecuente entre las clases altas de la sociedad.

Apellidos originados en nombres de pila

Estos casos son en realidad los apellidos más comunes, y se distinguen del resto porque terminan con el sufijo "ez", que significa "hijo de". Los visigodos, pueblo de origen germánico que construyó un reino en la península Ibérica durante la decadencia del Imperio Romano, fueron quienes dieron origen a esta clase de apellidos.
El sufijo "ez" significa lo mismo que el sufijo "son", muy común también en apellidos de origen germánico tales como Johnson, Anderson, Paterson, etc.

Tenemos entonces que buena de los apellidos españoles surgidos en la Edad Media, derivan en realidad del primer nombre del padre.

A continuación , una lista con los nombres originales, o de pila, de los que derivan los más comunes apellidos españoles.

- Álvarez : hijo de Alvaro

- González : hijo de Gonzalo

- Rodríguez : hijo de Rodrigo

- López : hijo de Lope

- Márquez : hijo de Marco

- Núñez : hijo de Nuño

- Suárez : hijo de Suero

En otros casos, el primer nombre del padre pasó a usarse como apellido sin el sufijo, tal es el caso de García, Martín, Simón.

Como podemos imaginar, es una tarea casi imposible rastrear al primer Pero o Nuño que dio origen al apellido, ni a las incontables divisiones que han experimentado las familias con un apellido común a través de los siglos.

Quienes sí están más cerca de saber con exactitud quiénes fueron aquellos antepasados, son los descendientes directos de algunos reyes o miembros de la nobleza, particularmente de los reinos de Castilla y Aragón.

Apellidos originados en nombres de lugares, ciudades o reinos

Este es otro caso típico de apellido de origen español, conocido también como toponímico.

Imaginemos el caso de un hombre llamado Fernando, nacido y criado en el poblado castellano de Aranda que se mudaba a la ciudad de Valladolid, en donde debía haber una gran cantidad de Fernandos. Entre los miembros de su círculo social, nuestro Fernando empezaba a ser llamado Fernando el de Aranda, o Fernando de Aranda, a fin de distinguirlo del resto.

Con el tiempo, Aranda o de Aranda, se convertiría en apellido.

Quienes están detrás de las huellas de algún antepasado con un apellido de esta clase (toponímico), deberán tener en cuenta que el mismo debió mudarse y que su apellido indica su lugar de origen.

También dieron origen a esta clase de apellidos los feudos. Quienes eran señores feudales y tenían tierras en, por ejemplo, Frías , seguramente fueron llamados "de Frías", y si tenían otro apellido como por ejemplo González, serían llamados "González de Frías".

Muchos siervos y campesinos que trabajaban y vivían en los feudos, usualmente tomaban el apellido del señor para el que trabajaban.

Apellidos sefaradíes

Mucho se ha dicho sobre el origen de los apellidos sefaradíes, o judeoespañoles.

Bajo el reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los judíos fueron obligados a adoptar la fe cristiana o abandonar la península.

Los judíos conversos cambiaban sus nombres, y usualmente se les adjudican apellidos toponímicos. Los casos de familias sefaradíes que actualmente conservan aquellos apellidos, confirman en parte esta creencia : Toledano, Zamora, Soria, Cepeda ,son algunos ejemplos.

Sin embargo, hay familias de origen español que llevan esos mismos apellidos y no son de origen judío, porque sus apellidos se originaron del modo descrito más arriba.