Navaja suiza

miércoles, 27 de febrero de 2013

Superdotados: niños, a pesar de todo


  Tener alta capacidad intelectual puede llevarlos a tener problemas depresivos o aislamiento. La clave para evitarlo es ayudarles a desarrollar su potencial, a pesar de que muchas veces fracasan en el colegio



Cociente intelectual mayor de 130, creatividad, persistencia en las tareas, gran capacidad de influir en la gente. Clínicamente, estas son las características básicas que definen a una persona superdotada. Sin embargo, en la vida diaria esta “cualidad” implica mucho más.

“En principio son niños que tienen una situación neurológica normal, sin ningún antecedente de enfermedad previa”, explica al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC)mi querido amigo y maestro Pedro de Castro, neurólogo infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Pero una vez que se establece la capacidad intelectual por encima de la media, hay que valorar otros factores que se asocian con frecuencia, como problemas depresivos o de integración social”.

De hecho, aunque las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a que el 2,3% de la población mundial posee altas capacidades, más del 30% de estas personas tienen un bajo rendimiento escolar y se sienten aisladas y no tan felices como su grupo de sus compañeros.

Es más, según Pedro De Castro, los niños superdotados muchas veces sufren falta de motivación y frustración en el colegio, sienten que los profesores no entienden su comportamiento ni su manera de ser y no se identifican con los demás. Y esto con frecuencia desemboca en un aislamiento; no prestan atención en clase, no tienen interés en lo que se explica y no se conforman con lo que se les dice. Todo ello deriva en muchos casos en un aparente fracaso escolar, síntoma que suele ser la razón por la que se acude al especialista.

“Las familias vienen por problemas en el colegio, creen que sus hijos pueden sufrir trastorno por déficit de atención o hiperactividad; la mayor parte de las veces no saben que son superdotados”, afirma el neurólogo. “Por eso lo primero que hay que hacer es diagnosticarlos para que los profesionales adecuados encaucen estas capacidades y logren un rendimiento académico y personal óptimo”.

Como señala la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST), “no tener un hijo dentro de la media supone tener que informarse de sus perfiles, como lo tendríamos que hacer con cualquier otra diferencia y así ayudarle para un desarrollo dentro de la mayor normalidad, donde se encuentre identificado con el conjunto”.

Sin embargo, algunas familias viven esta condición con ansiedad, no como un premio o un “valor agregado” de su hijo. No saben si lo están atendiendo adecuadamente, si necesita más o le exigen demasiado. Los expertos coinciden en que los niños superdotados primero deben ser tratados como niños, y luego de acuerdo con su capacidad innata.

Uno de los indicadores para determinar la superdotación es la anticipación de aprendizajes o hechos cotidianos, como empezar a andar o aprender a leer muy pronto, lo que a veces se confunde con una precocidad del niño. Ahí es cuando deberían entrar en acción los especialistas para que el diagnóstico llegue lo antes posible.

Dejar de ser bichos raros

Los propios chicos manifiestan su deseo de no ser señalados ni, como suele sucederles, etiquetados como “empollones” en el colegio. “La principal desventaja que he tenido durante el colegio ha sido sobre todo la relación con mis compañeros de clase, no me entendían, no pensaban como yo y no compartían mis aficiones, y por eso a menudo estaba sola”, relata Irene T.C., estudiante de biología sanitaria. Lo mismo cuenta Sergio, exalumno del PEAC que ahora estudia primero de arquitectura:

“Cuando era pequeño lo pasé bastante mal. Como se me daban bien los deportes y sacaba buenas notas, mis compañeros me molestaban todo el rato. Ahora, con la edad te das cuenta de que puedes ser como cualquier otra persona, lo que pasa es que los niños suelen machacar a los compañeros que destacan”.

Pero no todas las personas superdotadas se caracterizan por ser buenos estudiantes. “Es uno de los estereotipos que queremos romper. Alta capacidad no es igual que alto rendimiento académico. Lo habitual es que un niño con alta capacidad no fracase escolarmente, pero eso sólo ocurrirá si está atendido en el ámbito educativo de una forma adecuada”, comenta otro de los técnicos de la Consejería de Educación madrileña.

“Se trata de que tomen conciencia de que son niños normales, que hay otros niños iguales que ellos, y dejen de verse a sí mismos como bichos raros. El hecho de estar en esos grupos los ayuda a sentirse más normalizados”.

Los niños superdotados rechazan el estigma social al que suelen quedar expuestos y quieren volverse, conscientemente, invisibles. Pocos allegados lo saben, por miedo a que, al conocer esta diferencia, los demás se puedan sentir inferiores. Solucionar esto depende de que sus capacidades sean explotadas adecuadamente y, más importante aún, de que sean tratados como lo que son: niños.