Cada vez más se prefiere no acudir a las transfusiones de sangre
Aunque se dediquen muchos recursos para que los Bancos de sangre sean cada día mas seguros, la mayoría de médicos y pacientes procuran evitar al máximo su utilización por la posible aparición de reacciones inmunológicas, contagio de hepatitis o posibles enfermedades aun no conocidas.
Técnicas preoperatorias como la eritropoyetina o la administración de hierro están concebidas para estimular la propia eritropoyesis del paciente favoreciendo su recuperación postoperatoria.
Durante la cirugía, el control del sangrado mediante el uso del láser o bisturís ultrasónicos, sistemas de sellado de vasos (Ligasure) o la utilización de técnicas mínimamente invasivas disminuyen el sangrado y por tanto el riesgo de transfusión.
Es importante minimizar el número y la cantidad de extracciones de sangre para pruebas, por ejemplo mediante el uso de tubos pediátricos de sangre para pacientes adultos.
Otros métodos incluyen el uso del sustitutos de la sangre, que no portan oxígeno pero expanden el volumen para la prevención del shock.
Hay sustitutos sanguíneos portadores de oxígeno, que están aun en fase de desarrollo.
La utilización del Cell Saver o Recuperador Sanguineo es útil pero no puede utilizarse en todo tipo de intervenciones, siendo útil en aquellas consideradas limpias o sin riesgo de sepsis.
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