prácticamente enredado en sus redes de pesca. Ahora el pescador tiene un problema: Él dice: “Desde hace dos años, no ando solo. Ella me sigue a todos lados cuando estoy en el mar, y su presencia ahuyenta a los demás peces. Yo no sé ya qué hacer para que no me siga más." Es difícil deshacerse de un tibirón de 17 pies de largo, cuando los tiburones blancos son una especie protegida para su conservación, pero un afecto mutuo se ha establecido entre Arnold y “Cindy”. Arnold dice: “Cuando paro el bote ella viene a mí, da vuelta sobre su costado y me permite acariciarla, ella emite gruñidos, entorna los ojos, y mueve sus aletas de felicidad...”
INCREIBLE!!!