En lo que se refiere a la fecha en que se celebra la Navidad, el rotativo católico L’Osservatore Romano dijo: “Históricamente, la verdadera fecha del nacimiento de Jesús permanece bajo un velo de incertidumbre que no han podido levantar ni la historia romana, ni el censo imperial de aquella época, ni la investigación de siglos posteriores. [...] La fecha del 25 de diciembre, como es bien sabido, fue escogida por la Iglesia de Roma en el siglo IV. En la Roma pagana, este día estaba dedicado al dios Sol [...]. Aunque el cristianismo ya estaba asentado en Roma a partir del edicto de Constantino, el mito [del] dios Sol todavía estaba muy difundido, especialmente entre los soldados romanos. Las festividades [...] que giraban en torno al 25 de diciembre estaban tan arraigadas en la tradición popular que la Iglesia de Roma pensó darle a esa fecha un sentido religioso cristiano. Para ello, se sustituyó al dios Sol por el verdadero Sol de Justicia, Jesucristo, escogiendo este día como fecha de su nacimiento”.
¿Y qué se puede decir del árbol de Navidad, que ya forma parte de la tradición católica?
El citado artículo indicó que, antiguamente, a muchas plantas de hoja perenne, “como el acebo, el arrayán, el laurel y las ramas de pino o de abeto, se les atribuía poderes mágicos o medicinales que protegían de las enfermedades”. El periódico agregó: “En la Nochebuena, el 24 de diciembre, se debía recordar a Adán y Eva y el famoso episodio del Árbol del Paraíso terrenal [...]. El árbol tendría que haber sido un manzano, pero como en invierno habría sido inservible por carecer de follaje, en su lugar se puso un abeto. De sus ramas se colgaban o bien manzanas, o bien obleas que simbolizaban la futura llegada de la Redención. Estas obleas —galletas prensadas con moldes especiales— representaban la presencia eucarística de Jesús. El árbol también se adornaba con dulces y regalos para los niños”. ¿Y qué ha ocurrido desde ese entonces?
Hablando de que la tradición del árbol de Navidad empezó en Alemania en el siglo XVI, L’Osservatore Romano indicó: “Italia fue una de las últimas naciones en acoger el árbol de Navidad, debido en parte al rumor bastante difundido de que el árbol era una costumbre protestante y, por lo tanto, debía sustituirse por el pesebre [o nacimiento]”. Fue el papa Pablo VI quien “dio inicio a la tradición de levantar [en la plaza de San Pedro] un gran árbol de Navidad junto al pesebre”.
Y usted, ¿qué opina? ¿Cree que está bien que líderes religiosos den un significado aparentemente cristiano a acontecimientos y símbolos cuyas raíces se hunden en el paganismo antiguo? Las Escrituras señalan cuál debe ser el punto de vista del cristiano verdadero al advertir: “¿Qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad?” (2 Corintios 6:14-17).